A
pesar de todas las dudas, sobre lo que puede llegar a suceder en un
futuro, los científicos siguen señalando tres consecuencias, como
los más seguros, ante el rápido ritmo de crecimiento de los seres
humanos, el cambio en el uso de la tierra y la explotación de los
recursos naturales, como lo estamos haciendo en estos momentos: la
pérdida de productividad en el caso de las tierras de cultivo; la
disminución de la capacidad de almacenamiento de CO2 de los bosques
y océanos y el colapso del stock pesquero. Por tanto, no son muy
buenas noticias, para las generaciones venideras.
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