La
mayor parte de las medusas, que se acercan a las costas de España,
no son muy peligrosas y, en ningún caso, nos encontramos con
especies mortales. Una de las especies más habituales y que más
problemas, suelen tener lugar, a lo largo del verano, es la “pelugia
noctiluca”. Su roce puede llegar a producir lesiones en la piel,
con una sensación parecida a la que tiene lugar, cuando nos quemamos
con un alambre. Otra especie muy conocida es la “carabela
portuguesa”, que procede de África, que se ha llegado a ver en
varias zonas costeras, tanto en la zona del Cantábrico, como en el
Mar Mediterráneo. Esta especie va a ser capaz de producir un dolor
de gran intensidad y con unos síntomas que pueden llevar a que el
afectado tenga que ser hospitalizado. La alarma social, ante la
llegada de especies más peligrosas, en muchas ocasiones, es bastante
exagerada, según los propios investigadores. Gracias a la Red de
Alerta de Medusas del IEO, cada año se hace un seguimiento
“perfecto” de los individuos de carabela portuguesa, que entran a
través del Estrecho de Gibraltar, que proceden del Atlántico.
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