Un equipo de científicos suecos y húngaros han descubierto que las rayas, que caracterizan la piel de las cebras, les valen para poder ahuyentar a las moscas del caballo, que se conocen por su voracidad., que intentan alimentarse de su sangre y son capaces de transmitir enfermedades, con mucha facilidad. Así, se explica que estas moscas se sienten atraídas por la luz polarizada horizontal, ya que los reflejos del agua están polarizados y les es más fácil encontrar agua, para poder aparearse y poner sus huevos. Pero, por otro lado, los tábanos hembra son capaces de localizar a sus víctimas, ya que se guían por la luz polarizada, que refleja las pieles oscuras, lo que provoca que se sientan más atraídas por los caballos negros y por los marrones, que hacia los que tienen el pelo más blanco. Así, los embriones, en un primer momento, tienen la piel negra y, antes del momento de nacer, ven como se desarrollan sus rayas blancas. O sea, estamos ante una estrategia evolutiva para poder ser menos apetitosas, para este tipo de insectos.
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