Ahora, se ha demostrado que los primates y las aves no son los únicos animales que sienten cosquillas, esa sensación tan placentera, en algunas ocasiones; en otras, es un infierno. Así, el Centro de Neurociencias de la Universidad Bowling Green del estado de Ohio, de EEUU, ha revelado que las ratas de laboratorio, incluso, chillan de placer, de manera literal, cuando se les hace cosquillas. Como los humanos, las emplean en los juegos y para poder establecer vínculos, dentro de su grupo. En dicho proceso se libera dopamina, que es un neurotransmisor, que está relacionado con las emociones y con los sentimientos de placer.
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