Si
se tiene una plaga de procesionaria cerca, lo primero que tenemos que
tener en mente es no tocarlas, en especial, si somos personas
sensibles, tenemos niños o perros en casa. Cada oruga va a tener
cerca de medio millón de pelos urticantes (o sea, tricomas) y va a
tener sustancias que podrían provocar alergias, bastante concretas,
a causa de esta clase de insectos. Lo mejor es prevenir y concienciar
a los forestalistas y a la administración de la importancia que
tiene poder evitar que esta oruga se convierta en plaga. Para esto,
se recomienda el uso de métodos de control biológico (como puede
ser favorecer a sus depredadores naturales...), pero cuando la oruga
se encuentra en la etapa de desarrollo preplaga, ya que es mucho más
difícil controlar una infestación, cuando ya es masiva. También,
hay métodos habituales, en las empresas profesionales de control y
prevención de plagas, como son la destrucción de los bolsones, el
uso de trampas de feromonas, la instalación de barreras físicas o
el uso de productos químicos. Por su parte, las distintas
administraciones públicas han establecido, de una manera periódica,
distintas medidas de prevención y de control, tanto en bosques y en
zonas públicas de las ciudades.
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