Una
pregunta que se han hecho los científicos y los amantes de las aves
han sido: ¿Cómo pueden llegar a saber, las palomas domésticas,
volver a casa, incluso, si son transportadas en una caja cerrada, a
un lugar a miles de kilómetros de distancia, de su lugar de
origen?Pues bien, no tiene nada que ver con tener muchas neuronas,
sino con la riqueza en hierro, que caracteriza sus picos. Así, según
un nuevo estudio, realizado en Europa, que se ha publicado en la
revista Nature, estas células, que están llenas de metal, no son
realmente neuronas, sino que, ante la sorpresa de muchos, son
glóbulos blancos, para ser más concretos son macrófagos, unas
células que forman parte del sistema inmune de las aves y que se
ocupan de defender al ave de las posibles infecciones, que podría
sufrir. Los macrófagos, también, se encargan de formar parte del
reciclaje de hierro de los glóbulos rojos, pero su misión no se
queda limitado a esto. Por esta razón, el misterio podría llegar a
resolver cómo las palomas son capaces de detectar los campos
magnéticos y se van a ser capaces de orientarse en el mismo. “Ya
sabemos cuáles son las células que no tienen nada que ver con la
capacidad de las aves de usar el campo
magnético terrestre para
navegar y orientarse”
dice David
Keays, del Instituto de Patología Molecular de Viena (Austria).
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