Las
larvas (o sea, las orugas) se alimentan de las zonas más tiernas
del pino y van a provocar que el árbol vaya perdiendo vigor y,
también, capacidad productiva. Con el crecimiento y desarrollo de
las larvas, los posibles daños se van a hacer más visibles y se
puede llegar a sufrir una defoliación, que puede ser muy severa. En
el campo de la salud, también, puede tener un impacto muy negativo,
ya que las orugas (cuando llegan a sus estados 4 y 5º, de forma
principal) van a producir, en humanos, urticarias y alergias, si han
estado en contacto con este animal. En los individuos, que poseen una
alta sensibilidades, las reacciones van a ser mucho más graves, por
lo que hay que tener mucho cuidado. Fernández de Lezeta ha añadido
que esta oruga puede causar problemas como la dermatitis, incómodos
sarpullidos, muchos erupciones, lesiones en los ojos o, incluso,
numerosos problemas respiratorios. En el caso de los animales, sobre
todo, en el caso de los perros, puede provocar muchos problemas. Así,
una inflamación del hocico y de la cabeza, picores bastante
intensos, en las zonas que se han visto afectadas y una gran cantidad
de salivación, son sólo algunos de los síntomas. En el resto de la
fauna y en la flora urbana, no se piensa que vaya a provocar muchos
más problemas.
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