miércoles, 9 de mayo de 2012

La procesionaria en las ciudades (III)



Las larvas (o sea, las orugas) se alimentan de las zonas más tiernas del pino y van a provocar que el árbol vaya perdiendo vigor y, también, capacidad productiva. Con el crecimiento y desarrollo de las larvas, los posibles daños se van a hacer más visibles y se puede llegar a sufrir una defoliación, que puede ser muy severa. En el campo de la salud, también, puede tener un impacto muy negativo, ya que las orugas (cuando llegan a sus estados 4 y 5º, de forma principal) van a producir, en humanos, urticarias y alergias, si han estado en contacto con este animal. En los individuos, que poseen una alta sensibilidades, las reacciones van a ser mucho más graves, por lo que hay que tener mucho cuidado. Fernández de Lezeta ha añadido que esta oruga puede causar problemas como la dermatitis, incómodos sarpullidos, muchos erupciones, lesiones en los ojos o, incluso, numerosos problemas respiratorios. En el caso de los animales, sobre todo, en el caso de los perros, puede provocar muchos problemas. Así, una inflamación del hocico y de la cabeza, picores bastante intensos, en las zonas que se han visto afectadas y una gran cantidad de salivación, son sólo algunos de los síntomas. En el resto de la fauna y en la flora urbana, no se piensa que vaya a provocar muchos más problemas.
Foto: fuente

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