Entre las acciones forestales que se explican en dicha publicación, para poder ayudar a la adaptación de los bosques, en este papel ecológico, tenemos «disminuir su densidad, favorecer los corredores entre bosques, modificar los turnos de corta y utilizar genotipos de especies forestales adaptadas a las probables condiciones climáticas futuras». Por otro lado, el empleo de productos procedentes de los bosques, va a permitir el tiempo en el que el carbono esté secuestrado en dicho lugar. Un ejemplo es el aumento de los combustibles, que proceden de materia vegetal, que tienen un balance cero, en cuanto a la emisión de CO2 puesto que se emite una cantidad igual a la fijada. Los bosques pueden ser parte de la solución ante el problema actual del cambio climático, pero no va a valer de nada si no se cambia, de manera energético, en nuestro estilo de vida, que está basado en el consumismo y en el desarrollismo, sin ningún tipo de límites. Destacan, dentro del estudio, la cantidad que es absorbida por parte de los pinares de la Sierra de la Demanda, que está entre Burgos y Soria, una cantidad que supera los 95.000 toneladas de CO2, lo que hace que estemos hablando de uno de los mayores sumideros de dióxido de carbono, de todos los montes españoles. La Cordillera Cantábrica. Que se sitúa en los bosques de Asturias, Castilla y León y Cantabria absorbe sólo la mitad, con 45.433 toneladas de dióxido de carbono.
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